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jueves, 15 de abril de 2010

Recetas que no sirven de nada


Me merezco una porción de la torta de la felicidad. Toda la vida compré los ingredientes, batí los huevos, enmantequé el molde, la horneé y finalmente me dedicaba a observar como los demas devoraban mi obra maestra mientras yo me lavaba las manos.
Tal vez, en realidad, todo sea mi culpa (seguramente lo es). Una decision propia e irrevocable formada en el fondo de mi inconsciente que imploraba a gritos la eterna independecia del ser. Por que esa es mi triste verdad, nunca me gustó depender de nadie, siempre le tuve miedo a esas cosas por que ya me habían roto en pedazos una vez... Decidí (a sabiendas) tomar distancia de aquel monstruo que cambiaba a las personas mas allá de toda razón conocida y que las alejaba de mi por que tenían mejores cosas que hacer que quedarse conmigo y mis sincericidios infantiles, (cojer)
Siempre fui la última, la que dejaron tirada, la que se quedó encerrada el fin de semana por que alguien le cambió los planes a la persona que iba a venir a verte...
Así y todo ahora que tal vez si estiro los brazos lo suficiente, pueda llegar a alcanzar MI porción, me asustan los miles de pensamientos que bombardean los contornos de mi mente, me llenan de paranoia y me dan ganas de apagar el horno antes de que se me quemen los papeles...   
ESTOY TAN LLENA DE DUDAS! 

Y no hay nadie que me venga a sacar de las aguas turbias en las que me dispuse a nadar por que solo depende de mi.
Paciencia nena, paciencia... No te preocupes... Quizá sea, quizá no...
"El no ya lo tenés" me dijo Dani... Asi que mejor me tomo un cafe y elongo para ver cuan lejos pueden llegar mis frias manos...

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Acaso todo lo que diga será usado en mi contra?